It happened to Sarai, Hagar, Tamar, and to Dinah.  It is an exploitation of power. It strips victims of their dignity, distorts their identity, and robs them their security.  It has life long consequences.   Abuse.  It is  pervasive in every nation and people group,  rarely talked about in a public forum, and  a well kept secret in many families.  It happens in all walks of life, in all classes of society, in ministers’ homes and in the homes of lay people.  Revealing it, talking about it, remembering it can produce even more shame.  So the enemy encourages victims to cover ups, to hide and to continue fearing retaliation and/or blame. The abuse remains in the darkness.   The principalities of this world will stop at nothing to make sure that a victim doesn’t find their identity and freedom in the only true Redeemer,  the One who is acquainted with this kind of grief,  the One who had no beauty or majesty attracted to him, the One who was despised and rejected. 

It was thrown in our faces the second we became full time global workers.  It manifested itself in a myriad of ways- from treating human beings as animals, to a desperate search for love and kindness in all the wrong places, to allowing difficult situations in life trigger a need to regain the control now lost. The victim searches for someone else to hurt.  I have yet to meet a victim whose abuser wasn’t abused themselves. 

Victims of abuse need a safe place and opportunities where they can begin to open up and peel back the layers of shame.  Telling your story is the first step toward finding freedom from shame.  Experiencing God in all of His fullness empowers you to find dignity, security and the ability to begin the process of forgiveness, first with yourself, then with God and others.  Telling your story holds abusers accountable for their actions, but also help them see how they too, can be redeemed.

We feel humbled to be called by our broken and yet victorious God to provide soul care to victims, and help them substitute unhealthy patterns for eternal-full-of-life patterns as they process shame and guilt.  Soul care happens in a myriad of ways.  I, Sandy, just got back from a camp where hundreds of young women have an opportunity to listen to the stories of victims and begin to process their own story, many for the very first time.   If you want to know more about this camp, you can visit their social media pages.  They are known as APV.  

With each opportunity to teach, whether in our sending district or in Mexico, many more victims are coming forward with their stories, yearning for healing.  What a privilege to be able to help them understand that God created us all with the ability to bear His image, that He sees beauty and dignity and honor in a world that tells victims of abuse they have lost theirs. 

We get to remind everyone with whom we build relationships, from the neighbor, to the local shop owner, to the university student, to pastors and their families, that they are not alone in this journey, and that redemption is available to us all.  And we hope you will join us in seeing APV camps happen all over Mexico. 

To give an offering towards this endeavor, you can click on the following link and go to class 40, Girls camp. 

https://giving.ag.org/donate/600001-243357?class=40


Our next camp will be in Puebla this coming February – another opportunity to restore the honor that the enemy wants so badly to turn into shame, and build instead, foundations of eternal health, freedom and joy.

Uno de los crímenes más secretos…… 

Le sucedió a Sarai, a Agar, a Tamar, a Dina. Es una explotación del poder. Quita a víctimas su dignidad, distorsiona su identidad y roba su seguridad. Tiene consecuencias de por vida. Abuso. Se manifiesta en toda nación y grupo, rara vez se habla de él en un foro público y es un secreto bien guardado en muchas familias. Sucede en todos los ámbitos de la vida, en todas las clases sociales, en los hogares de ministros y en los hogares de laicos. Revelarlo, hablar de ello, recordarlo puede producir aún más vergüenza. Por eso, el enemigo alienta a l@s víctimas a encubrir, a esconderse y a seguir temiendo represalias y/o sentir culpa. El abuso permanece en la oscuridad. Los principados de este mundo no se detendrán ante nada para asegurarse de que el/la víctima no encuentre su identidad y libertad en el único Redentor verdadero, Aquel que está familiarizado con este tipo de dolor, Aquel que no tenía belleza ni majestad que lo atrajera, Aquel que fue despreciado y rechazado.

Nos lo echaron en cara en el momento en que nos convertimos en trabajadores globales. Se manifestó de mil maneras: desde tratar a los seres humanos como animales hasta una búsqueda desesperada de amor y ternura en lugares equivocados, permitiendo que las situaciones difíciles de la vida desencadenen la necesidad de recuperar el control que se había perdido. El/la víctima busca a alguien más a quien lastimar. Hasta la fecha no conozco a ningún/a víctima cuyo abusador/a no haya sido abusado/a.

L@s víctimas de abuso necesitan un lugar seguro, y oportunidades donde puedan comenzar a abrirse y pelar las capas de vergüenza. Contar su historia es el primer paso para encontrar la libertad de esta vergüenza. Experimentar a Dios en toda su plenitud le permite encontrar dignidad, seguridad y la capacidad de comenzar el proceso de perdón, primero con uno mismo, luego con Dios y los demás. Contar su historia responsabiliza a los abusadores por sus acciones, pero también los ayuda a ver cómo ellos también pueden ser redimidos.

Nos sentimos honrados de ser llamados por nuestro Dios, quebrantado pero victorioso, para brindar cuidado del alma a l@s víctimas y ayudarlos a sustituir patrones no saludables por patrones de vida eterna mientras procesan la vergüenza y la culpa. El cuidado del alma se da de muchas maneras. Yo, Sandra, acabo de regresar de un campamento de jóvenes donde cientos  tienen la oportunidad de escuchar las historias de víctimas y comenzar a procesar su propia historia, muchas por primera vez. Si quiere saber más sobre este campamento, puede visitar sus páginas en las redes sociales. Se les conoce como APV.

Con cada oportunidad de enseñar, ya sea en nuestro distrito de envío o en México, muchos más se nos acercan con sus historias, anhelando sanidad. Qué privilegio poder ayudarles a entender que Dios nos creó a todos con la capacidad de llevar Su imagen, que Él ve belleza,  y honor y dignidad en un mundo que les dice al víctima de abuso que han perdido la suya. Podemos hacer ver a todos con quienes construimos relaciones, desde el vecino hasta el dueño de la tienda local, el estudiante universitario, los pastores y sus familias, que no están solos en este viaje, y que la redención está disponible para todos nosotros.

Seguimos con la visión de ver un campamento como APV en cada región de México.
Para hacer una donación a este proyecto, puede hacer clic en el siguiente enlace e ir al campamento de niñas (clase 40).

https://giving.ag.org/donate/600001-243357?class=40

Nuestro próximo campamento será en Puebla el mes de febrero: otra oportunidad para restaurar el honor que el enemigo tanto quiere convertir en vergüenza y construir en su lugar cimientos de salud eterna, libertad y gozo.